Hace tiempo que el lenguaje sms se convirtió en algo real y presente en la sociedad. Pero, ¿sabemos construir puentes entre las distintas formas de comunicarse?. El principal problema que ha surgido con esta revolución ha sido que los jóvenes han asimilado muy fácilmente esta nueva forma de escritura y la han trasladado a otros campos en los que este lenguaje supone errores ortográficos, ausencia de puntuación, vocabulario básico, etc. Cada día que pasa, parece que las faltas de ortografía en la sociedad en general aumentan.

¿Se debe esto al sistema educativo?, ¿a la educación en casa?, ¿a la informática? Se debe a tantos motivos juntos, que si empezamos a desarrollarlos, acabaríamos con una lista interminable.

"La ortografía, tan estúpida a veces, no es solo una forma de la presión social que pesa sobre todos los hombres que viven en sociedad y que no se extinguirá más que con la sociedad misma: es, ante todo, una necesidad impuesta por el ojo lector que, privado de los recursos musicales de la palabra viva, exige que cada palabra se presente como una imagen ideográfica" -Charles Bally

Se ha repetido hasta la saciedad que los contenidos de la ortografía son, en buena parte, responsables del fracaso ortográfico generalizado que afecta a un elevado número de escolares de los distintos niveles educativos, que escriben con una ortografía cada vez más deficiente. Y, en cierto modo es así, porque los contenidos de la enseñanza de la ortografía han contemplado más el aprendizaje memorista de unas reglas ortográficas de limitadísimo campo de aplicación que el conocimiento directo de las palabras del vocabulario usual.

Según dijo Fernando Lázaro Carreter, la observancia de la ortografía es un síntoma de pulcritud mental, de hábitos intelectuales de exactitud. Puede afirmarse, a priori, que un alumno que no cuida aquel aspecto de la escritura está ante el saber en actitud ajena y distinta. Es seguro que no entra en los problemas porque no los entiende, no los convierte en algo que le afecte. Es el tipo de estudiante, tan característico de nuestro tiempo, para quien estudiar, aunque lo haga intensamente, es un quehacer sobreañadido y no incorporado a su vida. Sobre esta situación (que luego producirá el pavoroso espécimen del semianalfabeto ilustrado), es posible actuar desde distintos frentes. Uno de ellos, quizá el más eficaz, es la exigencia de una expresión pulcra, comenzando por este nivel inferior de la ortografía.

Es cierto que para el acto de "leer", la ortografía es imprescindible, ya que mentalmente, solo necesitamos que la primera y la última letra de cada palabra estén en su correcta posición.

"Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima preo la paalbra es un tdoo.
Pesornamelnte me preace icrneilbe..."

Hay una cosa que todo el mundo debería hacer, y sentirse orgulloso de ello, y eso es siempre intentar aprender de las faltas de ortografía/vocabulario de los demás, y obviamente, de las de uno mismo.

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