En muchas culturas, la imagen del búho representa la sabiduría. Desde su asociación con Atenea (Diosa griega de la sabiduría) y las apariciones en las fábulas de Esopo, hasta figuras más recientes como en "Winnie the Pooh", el búho siempre ha sido el "buque insignia" de la sagacidad.

Pero, ¿a quien podemos ir cuando lo que buscamos es sabiduría en el mundo humano?
En varios estudios realizados, donde los participantes debían nominar individuos que según ellos eran sabios, la edad media de los nominados era entre 55 y 60. Nominados en uno de los estudios más específicos, incluyeron algunos "clásicos" como Gandhi, Confucio, Sócrates y el Papa. Obviamente, el publico general cree que con la edad, llega la sabiduría.

Pero, ¿es la edad un prerrequisito para la sabiduría?
Todos (o casi todos) conocemos alguna persona de la tercera edad que carece totalmente de sabiduría, cuando a la vez conocemos algunas personas jóvenes que tienen sabiduría a raudales. Los humanos en general, en una edad avanzada, no solemos tener nuestras funciones cerebrales en su máxima expresión. Al fin y al cabo, cuando las arrugas empiezan a aparecer en la cara, suele significar que han empezado a desaparecer del cerebro (véase artículo sobre el encogimiento del cerebro con la edad). El envejecimiento conlleva un decrecimiento de las funciones cognitivas, que pueden eventualmente desarrollarse en demencias como el Alzheimer.

Aunque filósofos y tradiciones religiosas han aportado lecturas sobre la naturaleza de la sabiduría a lo largo de los siglos, este concepto no se convirtió en objeto de estudios científicos hasta 1950. Fue entonces, cuando el psicoanalista Erik Erikson creó la "Teoría Psicosocial" en la que diseccionaba el ciclo de vida humano en ocho etapas principales, en cada una de las cuales nos enfrentamos con una "lucha" interna que se desarrolla en diferentes aspectos de la personalidad. Por ejemplo, en la etapa de la infancia, existe una "lucha" interna entre la confianza y la desconfianza, y cuando se consigue la confianza en los que nos rodean, desarrollamos un sentido de esperanza.

En la última etapa de Erikson, la tercera edad, tambaleamos entre nuestro sentido de la integridad personal y la "derrota" ante la muerte, y la desintegración física. Si gana la integridad, el resultado es (segun Erikson) la sabiduría.

El trabajo de Erikson, abrió las puertas a futuras investigaciones sobre la sabiduría y su relación con la edad. Sin embargo, Erikson no definió lo que quería decir con "sabiduría", y como seguramente os imagináis, un concepto tan grande no puede reducirse a un simple experimento de laboratorio.

¿Qué es la sabiduría?
Aunque no haya una sola definición, algunos conceptos aparecen una y otra vez en todos los estudios realizados sobre este tema:

* Inteligencia y conocimiento
* Comprensión de la naturaleza humana (incluidos los conceptos de incertidumbre y el relativismo entre culturas)
* Humildad
* Juicio superior y capacidad de resolver problemas

Todos estos conceptos se unen para formar el "mágico superpoder" de la sabiduría.
Psicólogos han intentado crear "exámenes" capaces de medir la sabiduría en escalas cuantitativas. Uno de los exámenes trataba de solucionar y dar respuesta a una serie de "escenarios" complejos. Por ejemplo:

"Una niña de 14 años decide emanciparse inmediatamente... ¿qué se debería considerar en esta situación?"


Si alguien respondía que una niña de 14 años nunca debería emanciparse, era considerado imprudente. Pero alguien que consideraba las diferencias entre culturas o incluso cuestiones como el abuso en casa, era considerado sabio.

El "Berlin Wisdom Project", descubrió en varios estudios que la gente mayor, sencillamente no son más sabios. Es más, había un pico en los gráficos en la edad media-avanzada. Un estudio diferente sugería que la sabiduría empezaba a degenerarse a los 75 años de edad (relacionado con los fallos de memoria y el decrecimiento de las funciones cognitivas, habitualmente asociadas con la tercera edad).

Sin embargo, si añadimos factores emocionales al tema, los mayores parecen tener más posibilidades de conseguir la sabiduría. En 2008, se realizó un experimento usando "Imagen por resonancia magnética funcional" para "echarle un vistazo" a los cerebros de personas enfrentadas a imágenes de gran impacto emocional. Participaron jóvenes y mayores, y los mayores "veían" las imágenes de una forma menos negativa que los jóvenes, y en sus resonancias, se revelaban interacciones entre las partes del cerebro que procesan las reacciones emocionales (amygdaloid nucleus) y las que controlan las emociones (Cingulate cortex).

Retomando el trabajo que inició toda esta cadena de experimentos y estudios sobre la sabiduría, Erik Erikson, en los años 80, actualizó su "Teoría Psicosocial" con los conocimientos que adquirió al llegar a los 87 años de edad. Erikson decidió que las "lecciones" aprendidas en cada una de las etapas anteriores a la última, añadían algo al potencial de sabiduría de la tercera edad. Si un niño desarrollaba ese sentido de confianza y esperanza, sería más probable que llegase a conseguir el valor de la interdependencia. Consiguiendo eso, nos puede ayudar a comprender el sentido del "bien común", que sería necesario para conseguir la sabiduría.

En fin, parece que nunca es demasiado temprano para empezar a forjar el camino hacia la sabiduría.

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